Mover el tubo de escape de lugar puede reducir la contaminación en las calles, según un nuevo estudio

Una acción tan aparentemente insignificante como cambiar de lado el tubo de escape de un coche podría tener un impacto notable en la calidad del aire urbano. Así lo concluye un reciente estudio de la Universidad de York, que plantea que reposicionar el escape del lado izquierdo al derecho puede reducir significativamente la exposición de peatones y ciclistas a contaminantes tóxicos emitidos por los vehículos diésel.

El estudio se centró especialmente en los óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos responsables de múltiples problemas de salud respiratoria y cardiovascular, que predominan en la contaminación relacionada con el tráfico (TRAP, por sus siglas en inglés). Los investigadores encontraron que los autos con escapes situados en el lado izquierdo del vehículo, que en países como Reino Unido circulan más cerca de la acera, aumentan en un 40 % la concentración de estos gases en las zonas peatonales, en comparación con los escapes ubicados en el lado derecho.

A través de avanzadas técnicas de modelado y medición directa en carretera, el equipo liderado por el profesor David Carslaw demostró que si todos los vehículos diésel tuviesen escapes en el lado opuesto a la acera, se podría reducir en hasta un tercio la contaminación por NOx que afecta directamente a los transeúntes.

“Estos hallazgos demuestran que incluso detalles aparentemente menores en el diseño de los vehículos pueden tener un impacto sustancial en la contaminación del aire cerca de las carreteras”, señaló Carslaw, quien destaca que esta sería una modificación tangible, simple y de bajo costo que los fabricantes podrían implementar para mejorar la salud pública.

La investigación también reveló un hallazgo inesperado: los vehículos eléctricos (VE), al no emitir gases, generan una turbulencia que ayuda a dispersar los contaminantes de los autos cercanos con motor de combustión. Esta dilución activa contribuye a reducir la exposición de peatones y ciclistas, otorgando un beneficio adicional a su uso.

“Este beneficio ‘accidental’ de los eléctricos añade una razón más para acelerar su adopción masiva”, agregó Carslaw.

Más allá de sus implicaciones técnicas, el estudio subraya cómo factores de diseño automotriz pueden tener repercusiones importantes en la calidad del aire urbano y plantea nuevas vías para abordar el reto de la contaminación desde un enfoque práctico, tanto para gobiernos como para la industria automotriz. Cambiar de lado el tubo de escape podría ser un pequeño ajuste con grandes beneficios para la salud urbana.

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