El Zócalo capitalino se convirtió el sábado 22 de noviembre de 2025 en un enorme Cuicalli —una casa de canto y poesía— con la presencia de miles de asistentes que presenciaron la Fiesta de Culturas Comunitarias “Yoltajtolli – Voces Vivas”. El evento reunió a más de 1,500 niñas, niños y jóvenes provenientes de 26 entidades del país, quienes celebraron la diversidad lingüística de México mediante música, danza y poesía escénica.
La ceremonia, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México en coordinación con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), contó también con la participación del Gobierno de la Ciudad de México a través de PILARES y las Utopías. La jornada formó parte de una política cultural enfocada en fortalecer los derechos lingüísticos de la niñez indígena.
La secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, inauguró el encuentro acompañada por la jefa de Gobierno capitalino, Clara Brugada Molina. Curiel destacó la importancia de la palabra como elemento fundamental de identidad, así como el trabajo colaborativo que permitió reunir 25 lenguas originarias en una puesta en escena única realizada por niñas, niños y jóvenes orgullosos de su herencia cultural.
En su intervención, Brugada afirmó que la cultura es una herramienta central en los procesos de transformación social y resaltó que la Plaza de la Constitución es un espacio donde confluyen historias, territorios y comunidades. Agradeció la participación de las infancias indígenas y el respaldo institucional para llevar a cabo un evento de esta magnitud.
La puesta en escena, diseñada por la directora Jesusa Rodríguez, fue presentada como un poema colectivo inspirado en la Ceiba, árbol sagrado en diversas culturas mesoamericanas. Su estructura —raíces, tronco y fronda— se utilizó como símbolo de conexión entre territorio, memoria y vida. La interpretación estuvo acompañada por agrupaciones del Sistema Nacional de Fomento Musical, Faros, Utopías y coros comunitarios de PILARES.
Las expresiones culturales incluyeron jarabes y sones mixtecos, pirekuas michoacanas, danzas huastecas y cantos tradicionales de lenguas como otomí, náhuatl, me’phaa, mixteco, wixarika, purépecha, chichimeca jonáz, maya, rarámuri, zapoteco, seri, tsotsil y más. La diversidad lingüística fue presentada como un reflejo de la pluralidad del país y del papel de la niñez indígena en su preservación.
Como parte del despliegue artístico, la Banda Comunitaria Tradicional de Mujeres Indígenas —integrada por 101 músicas de varios estados— acompañó los números musicales. Paralelamente, un equipo de menores participantes en talleres de escritura, danza y teatro elaboró un tapiz que representó la Ceiba en sus tres planos simbólicos: inframundo, mundo terrenal y supramundo.
El evento también dio cuenta del avance del programa Cuicallis, que en 2025 ha creado 100 Casas de Canto y Poesía en 46 municipios, con el objetivo de fortalecer los procesos comunitarios y promover el acceso de la niñez indígena a espacios de creación artística. Las autoridades señalaron que estos centros buscan garantizar que las lenguas originarias se mantengan como parte activa del presente y futuro del país.
La celebración concluyó con un llamado a reconocer el valor de las lenguas originarias como parte esencial del patrimonio cultural mexicano. Las autoridades resaltaron que la escucha, el acompañamiento y la participación comunitaria son elementos clave para sostener la diversidad lingüística y fortalecer la cohesión social.















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