El majestuoso regreso del águila arpía a los cielos de México

En un hecho histórico para la conservación de la biodiversidad en México, un ejemplar del águila arpía (Harpia harpyja), una de las aves rapaces más grandes y poderosas del planeta, ha sido avistado y documentado en la Selva Lacandona, en Chiapas. Este hallazgo marca el regreso de una especie considerada extinta en el país desde hace décadas y representa un hito para científicos, ambientalistas y comunidades locales que han trabajado incansablemente por proteger su hábitat natural.

La noticia fue anunciada en el marco del “Chiapas Birding Festival 2025”, el evento más relevante para observadores de aves en México. Investigadores y especialistas en biología confirmaron que, tras 12 años sin registros oficiales, la presencia del águila arpía en territorio mexicano es una realidad. Para la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), esta especie sigue clasificada como “en peligro de extinción” bajo la NOM-059-SEMARNAT-2010.

El regreso de esta majestuosa ave es mucho más que un avistamiento. Representa la confirmación de que aún existen en México ecosistemas con la densidad y riqueza necesarias para sustentar a un superdepredador. El águila arpía se localiza en lo más alto de la cadena trófica, alimentándose principalmente de especies arbóreas como perezosos y monos, lo que la convierte en un regulador natural que ayuda a mantener el equilibrio ecológico.

Además de su imponente tamaño, la arpía es reconocida por su característica cresta y su aguda visión. Es una cazadora letal que necesita amplias extensiones de selva para sobrevivir. De hecho, cada individuo requiere entre 10 y 80 kilómetros cuadrados para establecer su territorio, lo que hace aún más crítica la conservación de su hábitat. Expertos advierten que si no se frenan la deforestación, el cambio de uso de suelo y la cacería, hasta un 38 % de la cobertura forestal podría desaparecer en los próximos 60 años, poniendo en riesgo no solo a esta especie, sino a todo el ecosistema que habita.

Este redescubrimiento no es fruto del azar. Es el resultado de años de trabajo conjunto entre organizaciones como Natura Mexicana, Dimensión Natural, monitores comunitarios y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Desde 2016, estos grupos han impulsado programas de monitoreo ambiental, capacitación de guías comunitarios y estrategias de turismo responsable para proteger la riqueza natural de la Selva Lacandona, que abarca más de 1.8 millones de hectáreas.

Un elemento fundamental ha sido la participación de los pueblos originarios. Su conocimiento del territorio y su compromiso con el entorno han sido clave para implementar modelos de conservación exitosos que también generan oportunidades económicas locales, como el ecoturismo. En ese sentido, el “Chiapas Birding Festival” se ha convertido en un ejemplo de cómo unir ciencia, cultura y economía en favor del medio ambiente.

Aunque el hallazgo renueva la esperanza, los expertos subrayan que la población de águilas arpías en México es extremadamente reducida, por lo que urge establecer medidas de protección específicas. Se prevé que en los próximos meses se publique un estudio técnico-científico que documente formalmente el avistamiento y permita desarrollar estrategias de conservación adaptadas a las condiciones del sureste mexicano.

El águila arpía, cazada en otros tiempos por sus plumas ornamentales o capturada como mascota exótica, hoy simboliza la resiliencia de la naturaleza cuando se le brinda la oportunidad de recuperarse. Su reaparición en los cielos de Chiapas no solo emociona a la comunidad científica, también plantea una poderosa lección: proteger la biodiversidad es una tarea urgente, pero también profundamente esperanzadora. México tiene en sus selvas un tesoro vivo que, con el cuidado adecuado, puede seguir asombrando al mundo.

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