Cotorras argentinas invaden Veracruz: desplazan a aves nativas y alteran ecosistemas urbanos

Lo que comenzó como un fenómeno aislado en el bulevar Manuel Ávila Camacho hace poco más de una década, hoy es una invasión que preocupa a especialistas en fauna silvestre: las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) se han instalado de forma masiva en la zona conurbada de Veracruz–Boca del Río, afectando a las especies nativas y alterando el equilibrio ecológico urbano.

Según el biólogo Fabián Ramírez Valencia, estas aves originarias de Sudamérica llegaron probablemente a la región por tráfico ilegal de fauna, escapando o siendo liberadas de hogares donde eran mantenidas como mascotas. Desde su arribo, han encontrado condiciones ideales para prosperar: abundancia de vegetación urbana, climas cálidos, acceso a alimento… y ningún depredador natural.

La cotorra argentina destaca por su inteligencia, comportamiento territorial y notable organización en parvadas. Construyen grandes nidos colectivos en árboles, camellones o incluso postes de luz, utilizando ramas, hojarasca y otros materiales del entorno. Esta organización les permite sobrevivir y reproducirse en condiciones adversas, desplazando a otras aves locales.

Una de las principales víctimas de esta invasión es el perico azteca (Eupsittula canicularis), una especie endémica de México que ha sido desplazada de sus hábitats por la competencia directa con las cotorras, más grandes, organizadas y agresivas. “Atacan en grupo, y se imponen en los espacios donde compiten por alimento o territorio”, advierte Ramírez Valencia.

Pero el caso de Veracruz no es único. Las cotorras argentinas se han convertido en una plaga urbana global: en ciudades como Madrid, Barcelona, Santiago de Chile o incluso en zonas del sur de Estados Unidos, su presencia ya genera preocupaciones por daños a cultivos, alteración de ecosistemas e impactos en infraestructura urbana, como el deterioro de postes eléctricos por sus voluminosos nidos.

La situación en México revela un problema mayor: la falta de regulación y educación ambiental respecto al comercio ilegal de fauna silvestre. Aunque parezcan inofensivas o incluso simpáticas, estas aves exóticas se convierten en amenazas reales al ser introducidas fuera de su hábitat.

Los expertos en conservación recomiendan no comprar aves exóticas de forma ilegal, reportar cualquier tráfico o liberación sospechosa a las autoridades ambientales, e impulsar programas de control poblacional que detengan la expansión de estas especies invasoras.

“Estos animales tienen una adaptabilidad tremenda, y cuando encuentran un entorno sin amenazas, simplemente se quedan y lo conquistan”, resume Ramírez Valencia.

En un estado como Veracruz, donde la biodiversidad es abundante pero frágil, el avance de la cotorra argentina pone en jaque la supervivencia de especies locales. Enfrentar este fenómeno requerirá no sólo acciones ecológicas urgentes, sino también un cambio de conciencia sobre las consecuencias de alterar los ecosistemas con especies foráneas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *