Adán Augusto bajo fuego: vínculos incómodos y un partido en crisis

 

La política mexicana vuelve a ser sacudida por un escándalo de alto voltaje. Esta vez, el protagonista es Adán Augusto López Hernández, exgobernador de Tabasco, actual líder de los senadores de Morena y uno de los personajes más cercanos al expresidente Andrés Manuel López Obrador. Las acusaciones: posibles nexos con un exfuncionario señalado por liderar una célula del crimen organizado.

¿Quién es el señalado? Hernán Bermúdez Requena, apodado “El Comandante H”, exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco en el gobierno de Adán Augusto, hoy prófugo y con ficha roja de Interpol. La Fiscalía lo busca desde enero por presuntamente encabezar “La Barredora”, un grupo criminal ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación.

La bomba estalló en julio, cuando mandos del Ejército revelaron la existencia de la orden de aprehensión. La oposición no tardó en reaccionar: el PAN presentó una denuncia penal y el PRI exigió que López Hernández sea investigado, señalando que desde 2019 ya sabía de las actividades delictivas de Bermúdez, según filtraciones de Guacamaya.

Adán Augusto respondió este 20 de julio en una reunión del Consejo Nacional de Morena, calificando todo como “politiquería” y asegurando que está dispuesto a ser investigado. Pero el daño ya está hecho: el escándalo ha sacudido a Morena justo cuando busca unidad rumbo a las elecciones intermedias y la sucesión presidencial de 2030.

El respaldo del partido fue inmediato, al menos en público. La presidenta Claudia Sheinbaum evitó hablar de responsabilidades directas, pero dejó abierta la puerta a que la Fiscalía investigue. Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, cerró filas y dijo que Adán “no tiene nada que aclarar”.

Aun así, dentro del partido ya hay voces que reconocen el golpe. Dolores Padierna, figura histórica de la izquierda, admitió que el caso puede “manchar” a Morena. En redes sociales y pasillos legislativos ya se habla de una fractura interna: las diferencias entre Adán Augusto y otros liderazgos, como Ricardo Monreal, Javier May o Alfonso Durazo, son cada vez más visibles.

Para analistas como Paula Sofía Vásquez, el problema va más allá de lo jurídico. “Esto pone a prueba a Sheinbaum. ¿Lo protege por lealtad al obradorismo o se desmarca para fortalecer su propio liderazgo?”, pregunta. La respuesta podría definir el futuro de Morena.

Además, hay señales de alerta en el frente internacional. Con Donald Trump de vuelta en campaña y la presión de Estados Unidos sobre el narcotráfico en aumento, casos como este no ayudan a la imagen de México.

El control que Adán Augusto mantiene en áreas clave, como puertos y delegaciones de la SCT, también está siendo puesto bajo la lupa. Algunas fuentes señalan posibles prácticas de “huachicol fiscal” y desvío de recursos para operación política.

Por ahora, el futuro del senador está en manos de la Fiscalía. Pero el golpe político ya está dado. La narrativa de Morena como partido limpio y anticorrupción se enfrenta a una dura prueba. Y en el fondo, el partido se debate entre la lealtad a un viejo aliado… o el comienzo de una nueva etapa.

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