Celia Maya impulsa justicia ética con el nuevo Tribunal

Una presidenta con misión clara

La magistrada Celia Maya García asumió la presidencia del recién creado Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), órgano que nace con la encomienda de vigilar la conducta de jueces y magistrados bajo criterios de ética, transparencia y eficiencia. En un escenario político donde la justicia suele ser percibida como un laberinto de trámites, la instalación del Tribunal representa un intento por devolverle rostro humano al Poder Judicial.

Liderazgo en tiempos de cambio

Maya no llega sola: la acompañan en el Pleno magistradas y magistrados de trayectoria reconocida, como Eva Verónica de Gyvés Zárate, Indira Isabel García Pérez, Bernardo Bátiz Vázquez y Rufino H. León Tovar. Pero es ella quien, al frente, proyecta la idea de que la justicia no debe ser un privilegio, sino un derecho tangible. Su liderazgo se inscribe en una narrativa de género y de renovación, al ser una mujer la encargada de encabezar esta nueva etapa judicial.

Justicia formativa, no inquisitiva

En su discurso, Maya fue enfática: el TDJ no será un tribunal inquisidor ni un espacio de persecuciones políticas. Su enfoque será formativo y ético, centrado en mejorar la práctica judicial, garantizar la dignidad en el trato y fomentar la confianza ciudadana. “Demostremos a los incrédulos que la reforma judicial es pertinente y exitosa”, dijo, lanzando un mensaje que trasciende fronteras.

El peso de la reforma judicial

El magistrado Bernardo Bátiz calificó la reforma como una auténtica revolución: un poder que no solía rendir cuentas ahora está obligado a hacerlo, y lo hará con reglas claras. Esa transformación, que a primera vista puede parecer administrativa, en realidad coloca al Poder Judicial en el mismo terreno de escrutinio que los otros poderes del Estado.

Ciudadanía como centro

Los magistrados coincidieron en que la clave del TDJ será atender lo que la gente exige: procesos ágiles, decisiones justas y funcionarios comprometidos. La magistrada De Gyvés lo resumió con claridad: “Nuestra labor no será punitiva, sino formativa y ética. La sociedad espera austeridad, honestidad y trabajo”. El desafío es monumental, pero la expectativa es aún mayor.

Transparencia y austeridad obligatorias

El tribunal también fue presentado como un organismo con gasto austero, eficaz y eficiente. No habrá lugar para excesos, sino para prácticas claras de rendición de cuentas. La meta es atacar las raíces del desprestigio: el nepotismo, la corrupción y la opacidad que tanto han dañado la imagen del Poder Judicial.

Una ceremonia con mensaje político

La instalación contó con la presencia de personajes clave de la vida política nacional: el presidente de la Suprema Corte, Hugo Aguilar Ortiz; la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, en representación de la presidenta Claudia Sheinbaum; además del senador Gerardo Fernández Noroña y la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno. Más allá de lo protocolario, la asistencia de estas figuras evidencia que el Tribunal será un actor central en la reforma judicial.

Justicia con rostro ciudadano

El nuevo TDJ, bajo la presidencia de Celia Maya, busca reconciliar al Poder Judicial con la sociedad. Será un espacio de supervisión, sí, pero también de acompañamiento y formación. En un país donde la desconfianza hacia la justicia ha sido norma, la misión de este órgano es cambiar esa percepción. El humor negro de la política sugiere que no faltarán quienes intenten sabotearlo, pero si el tribunal cumple con lo prometido, la justicia mexicana podría, por fin, recuperar la credibilidad perdida.

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