Empoderar para transformar. Esa fue la consigna que resonó entre las trabajadoras cooperativistas que, por primera vez, recibieron la Cartilla de Derechos de las Mujeres. El acto, celebrado en la Biblioteca General del H. Congreso de la Unión, no fue solo una entrega simbólica; fue un recordatorio tangible de que en México se está gestando un cambio profundo en el modelo laboral y social para las mujeres. Bajo la coordinación del Instituto Nacional de la Economía Social (INAES) y la Secretaría de las Mujeres, el evento reunió a liderazgos femeninos que han apostado por una transformación con justicia y dignidad.
La cartilla, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, es una herramienta de conocimiento que fortalece a las mujeres en su capacidad para exigir lo que por derecho les corresponde: igualdad salarial, condiciones laborales dignas y espacios libres de violencia. Catalina Monreal, directora del INAES, subrayó que este documento forma parte de una política pública orientada a mejorar la calidad de vida de las mujeres dedicadas a la limpieza en oficinas gubernamentales. “Que sepan que en la doctora Claudia Sheinbaum tienen a una mujer preocupada por el bienestar de otras mujeres, porque cuando llega una, llegamos todas”, puntualizó.
Citlalli Hernández Mora, secretaria de las Mujeres, calificó como histórico el surgimiento de estas cooperativas. En sus palabras, “no es lo mismo la competencia a darnos la mano entre nosotras”. En lugar de pelear por migajas en un modelo laboral precarizante, las mujeres organizadas construyen ahora su propio camino, con el respaldo del Estado. Así lo ejemplifican las cooperativas Chipahuak Bienestar y De Limpieza, Calidad y Excelencia, protagonistas del acto y muestra viva del poder de la economía social.
La intervención de la directora general del Servicio Postal Mexicano, Violeta Giorgina Abreu González, también dejó huella. Destacó la dimensión transformadora de la cartilla: “no solo transforma las condiciones laborales, transforma conciencias”. En un país donde la discriminación y la desigualdad salarial aún son realidades persistentes, la apuesta por modelos cooperativos representa una vía para democratizar el trabajo y redistribuir el poder.
Silvia Marlen Castrillo Gutiérrez y Angélica Janet Lara Corona, presidentas de las cooperativas beneficiadas, hablaron con orgullo de este avance. “Ahora somos socias y dueñas de nuestra propia empresa”, expresaron. Sus palabras condensan el espíritu de una política pública que no busca asistencialismo, sino emancipación. Porque el empoderamiento no solo pasa por el ingreso económico, sino por el reconocimiento pleno de la agencia de las mujeres en su entorno laboral y social.
La cartilla también resalta reformas constitucionales clave impulsadas por Sheinbaum, como la que establece que a trabajo igual, salario igual. Un principio que, aunque consagrado en papel desde hace décadas, hoy comienza a materializarse con acciones concretas. El hecho de que esta iniciativa surja desde el poder público y se extienda por medio de cooperativas marca una diferencia sustancial frente a intentos fallidos del pasado.
De cara al futuro, el compromiso institucional es claro: expandir el modelo. Seis dependencias más, incluida la Secretaría de las Mujeres, implementarán el proyecto en breve. Esto permitirá que más mujeres salgan de la sombra de la precariedad y entren en una nueva etapa de autonomía laboral y reconocimiento social. Porque si bien falta camino por recorrer, hoy México da un paso firme hacia la justicia de género.
Este esfuerzo colectivo encarna una nueva forma de entender el poder: no como dominio, sino como construcción compartida. En ese sentido, la entrega de la Cartilla de Derechos de las Mujeres no es solo un acto administrativo; es una declaración de principios, una estrategia de futuro y una apuesta por una nación donde la igualdad deje de ser promesa y se convierta en práctica cotidiana.
Deja una respuesta