Las profundidades del Golfo de México podrían albergar la solución a uno de los problemas ambientales más urgentes del planeta: la contaminación por hidrocarburos y plásticos en mares y costas. Así lo plantea la investigadora Liliana Pardo López, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, quien desde 2015 lidera un ambicioso proyecto para identificar bacterias capaces de degradar estos residuos.
Gracias a expediciones científicas realizadas a bordo del buque Justo Sierra y en colaboración con el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM), su equipo ha recopilado muestras de aguas profundas —hasta 3,700 metros— y detectado que de 350 bacterias analizadas, el 80% puede descomponer tanto hidrocarburos como plásticos.
“Muchos plásticos están hechos con materia prima de hidrocarburos. Estas bacterias no solo pueden digerir el petróleo, sino también los plásticos derivados”, explicó Pardo López.
Los estudios, que se realizan en el recién creado Laboratorio Nacional de Oceanografía, pasan por distintas fases experimentales: desde microcosmos controlados en laboratorio hasta simulaciones al aire libre con agua de mar contaminada. También se estudia su efectividad en arena de playa, ya que los derrames petroleros afectan gravemente a estos ecosistemas.
La investigadora destaca que, además de identificar las bacterias con potencial, analizan sus genomas y estudian cómo trabajan en comunidad. “Las bacterias que cooperan son más efectivas degradando contaminantes, por eso observamos sus interacciones”, indicó.
Parte de esta tecnología ya ha sido transferida a empresas interesadas en soluciones sostenibles. Sin embargo, Pardo López hace un llamado urgente a “desmitificar” a estos microorganismos y a convencer a los tomadores de decisiones para que apuesten por las tecnologías verdes que se gestan en las universidades.
“Si logramos implementar estas soluciones, podríamos no solo limpiar el mar, sino devolverle playas limpias a la gente. Es un reto científico y social”, concluyó.
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